miércoles, 15 de octubre de 2008

Roban objetos de los Beckham


LONDRES (Reuters) — Dos empleados que trabajan en la mansión inglesa de David Beckham y su esposa Victoria fueron arrestados por supuesto robo de efectos personales de la estrella del fútbol, informó el martes la prensa.

Los diarios dijeron que las pertenencias del jugador de Los Angeles Galaxy y su mujer "Posh Spice" habrían sido robadas de su casa, llamada "Beckingham Palace", en Sawbridgeworth, Hertfordshire, ubicada a 48 kilómetros al noreste de Londres.


Efectos personales como botines de fútbol, camisetas y ropa de diseño fueron luego puestos a la venta en el sitio de subastas en Internet eBay, dijeron los informes.

"Ha ocurrido un incidente", dijo un portavoz del matrimonio. "El tema está ahora en manos de la policía", agregó.

Eric y June Emmett, a quien la prensa nombró como sospechosos, dijeron que los informes eran desacertados.

"Lo que salió en los diarios es una mentira fabricada. Totalmente fabricada, el 99% de ello es falso", dijo a periodistas Eric Emmett en la casa de la pareja en Essex, según fue citado por Sky News.

La policía confirmó que había arrestado a dos personas, una mujer de 56 años y un hombre de 55 años de Essex, bajo la sospecha de que robaron un domicilio privado en Sawbridgeworth después de que oficiales fueran alertados el viernes pasado.

La pareja arrestada debe regresar a la comisaría el 22 de noviembre, dijo una portavoz de la policía.

Los Beckham viven actualmente en una mansión de 22 millones de dólares en Beverly Hills, pero mantienen la mansión de Hertfordshire como base.

La comer tomó demasiados riesgos


CIUDAD DE MÉXICO (Reuters) — México investigará si los bancos y empresas públicas que invirtieron en derivados actuaron legalmente, después de que sus operaciones ocasionaran la depreciación del peso la semana pasada.

Algunas de estas empresas recibieron un "tirón de orejas" del jefe del Banco Central, Guillermo Ortiz, por haber invertido en derivados en los mercados internacionales cuando no tenían la necesidad de tomar tanto riesgo, como ocurrió con la minorista Comercial Mexicana.

"Esa empresa no tenía que estar en ese tipo de actividades (derivados), porque no es una empresa que exporte, no es una empresa que justifique este tipo de operaciones como parte integral de su negocio", comentó Ortiz a Radio Fórmula.

Para el jefe del Banco Central, los intermediarios financieros que permitieron las operaciones incurrieron en una falta de profesionalismo.

"Los bancos que aceptaron como contraparte una empresa que no tiene nada que ver con el tipo de productos que estaban operando, pues a mí me parece que hay una falta de profesionalismo por decirlo suavemente", dijo Ortiz.

La cadena de supermercados Comercial Mexicana, la productora de harina y tortillas Gruma y la cementera Cemex, entre otras empresas, reportaron la semana pasada millonarias pérdidas en sus posiciones de derivados, por la abrupta depreciación del peso.

Bajo la lupa

El regulador del sector financiero, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), ahora pondrá la lupa en la banca y el sector corporativo para detectar si hubo irregularidades en las operaciones que realizaron en instrumentos derivados.

"Fueron operaciones que no son normales, son operaciones atípicas en las cuales, sobre todo en este caso, las empresas tomaron riesgos cambiarios yo pienso inesperados e inusitados", dijo el martes el secretario de Hacienda, Agustín Carstens, a la cadena Radio Fórmula.

"La Comisión Nacional Bancaria y de Valores va a revisar que todos los bancos siguieron todas las reglas establecidas al respecto y en su caso, serán sujetos a sanción, y lo mismo con las empresas 'listadas' (en la Bolsa)", agregó Carstens.

Los derivados son instrumentos financieros ligados al valor de un activo, que normalmente se utilizan como protección en caso de fluctuaciones fuertes en los precios de los activos a los que estén ligados.

En la década de 1990 ya habían causado dolores de cabeza cuando generaron pérdidas en Estados Unidos por los cambios en las tasas de interés.

"En este momento tenemos ya formalmente abiertas dos investigaciones. No les sabría decir cuántas más vamos a abrir", dijo el presidente de la CNBV, Guillermo Babatz, a Radio Fórmula la noche del martes.

El funcionario no dio más detalles sobre las investigaciones, pero señaló que "las multas pueden llegar ser muy onerosas no sólo para la empresa, también para personas físicas" involucradas en posibles faltas.

De acuerdo con el secretario de Hacienda, la semana pasada el peso se desplomó un 15 por ciento debido a las negociaciones especulativas de algunas empresas en instrumentos derivados en medio de la turbulencia financiera internacional.

La crisis si puede superarse


En el 2002, cuando Ben Bernanke era miembro de la Junta de Gobernadores de la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos, pronunció un discurso sobre las medidas para evitar una deflación. En ese tiempo la inflación, el golpeado mercado bursátil y el fantasma de un Japón sumido en el estancamiento económico preocupaban a muchos.

Los instrumentos que la Fed usaría para prevenir la deflación eran, en palabras de Bernanke “como un helicóptero tirando dinero”: una reducción fiscal acompañada de una compra masiva de bonos del Tesoro.

Seis años después, esos instrumentos no parecen tan útiles. Hoy Ben Bernanke ocupa la presidencia de la Fed, y junto al secretario del Tesoro Henry Paulson ha pasado el último año luchando contra la –considerada ya de forma unánime- peor crisis financiera mundial desde la Gran Depresión.

Aunque aún no se presenta una espiral deflacionaria, el mercado inmobiliario estadounidense ha colapsado, el sistema financiero global está a punto de hacerlo y la economía está estancada. Y a pesar de todos esos instrumentos ideados por Bernanke y Paulson para luchar contra la crisis, la situación continúa empeorando.

Lo han intentado casi todo: dinero fácil para bancos y empresas, rescates financieros a instituciones, una ley de salvataje de 700,000 millones de dólares… y los mercados no reaccionan. El daño se esparce por doquier.

¿Significa eso que estos dos hombres fallaron? No, todavía queda mucho por hacer. Bernanke, Paulson, el Congreso y el próximo presidente de EU pueden presentar una serie de medidas en los próximos meses, y hay señales de que están preparándose para usar verdadera maquinaria pesada.

Sin embargo, los excesos financieros que hoy salen a la luz han resultado más vastos y complejos de lo que cualquier economista imaginaba.

Las lecciones de la historia

Desempleo masivo, depresión… son las palabras poco consoladoras que los economistas suelen decir. Pero es importante acudir a esa ciencia sombría dado que los economistas han jugado un papel importantísimo a la hora de decidir cómo responder a una crisis financiera. La historia también es importante: los terribles primeros meses de 1933 son la zona cero para cualquiera que estudie la depresión económica y el pánico financiero.

Aquella época fue casi un eclipse total del sistema bancario, la gente corría a retirar sus depósitos y las autoridades incluso cerraron los bancos de Nueva York y Chicago. Esto no es nada nuevo, EU -y el mundo- ya han experimentado ese tipo de pánico con anterioridad.

Tras el pánico bancario de 1907, el Congreso estadounidense decidió crear un Banco Central bajo la forma descentralizada del Sistema de la Reserva Federal. Después de la creación de la Fed, la economía de EU se libró unos años del caos, pero luego sucedió el ‘crash’ del mercado bursátil en 1929. Para 1933 no sólo el sistema bancario había naufragado, sino la economía en su conjunto. Millones de estadounidenses perdieron sus ahorros y sus empleos, solicitar un crédito era imposible y las industrias producían el mínimo.

Algunos creyeron que el capitalismo había fracasado y pedían al presidente Roosevelt que nacionalizara la banca de manera definitiva. Pero el presidente adoptó un plan diferente: los bancos más fuertes debían reabrir sus puertas con el apoyo del gobierno, mientras que las entidades más débiles debían cerrar. El gobierno tomó el control del resto de los bancos –aquellos ubicados en el centro de ambos extremos- y los recapitalizó con dinero público y privado.

Posteriormente se creó la Corporación Federal de Protección a Depósitos bancarios (FDIC, por sus siglas en inglés) y se modernizó el Sistema de la Reserva Federal, restándole poder a las Fed regionales para centralizarlo en Washington. Fue una medida práctica diseñada para enmendar el sistema financiero, no el producto de una perspectiva económica bien articulada. Pero funcionó, porque consiguió restaurar la confianza.

Las raíces del Bernankeismo

Tras el fin de la crisis de 1933 surgieron dos grandes avances en materia económica, ideas que han determinado la forma en que hoy las autoridades responden a la crisis. Una vino de la mano de Irving Fisher (de Yale) y la otra de John Maynard Keynes (de Cambridge).

Fisher creía que la economía había quedado atrapada en un círculo vicioso de deuda y deflación, y la mejor manera de salir de él era que la Fed no se limitara a su papel de prestamista de último recurso y comenzara a imprimir dinero (es decir, comprar letras del Tesoro y con ello bajar las tasas de interés). Y que continuara imprimiéndolo hasta que las fuerzas inflacionarias contrarrestaran las fuerzas deflacionarias.

Keynes, por otra parte, no discrepaba de Fisher, pero sostenía que inyectar dinero no sería suficiente para sacar a la economía de la Depresión. Para Keynes, el gobierno necesitaba contrarrestar la falta de gasto de empresas y consumidores, convirtiéndose en la principal fuente de dispendio.

Bien, pues el keynesianismo está detrás de los cheques de reembolso fiscal que recibieron los estadounidenses este año, y detrás también del enorme déficit que el país tendrá en los próximos años, sin importar quién gobierne en la Casa Blanca. El Fisherismo, por el contrario, no es tan popular, aunque sus ideas están presentes en la perspectiva que tienen banqueros como Bernanke.

¿Y ahora?

La aceptación de los argumentos de Keynes y Fisher por parte de demócratas y republicanos es lo que explica por qué los economistas no creen que se repita la crisis de 1930. Por encima de todo la Fed puede mantener el nivel global de los precios y el gobierno puede seguir gastando.

Pero la historia no se detuvo en los 30’s, la globalización y la desregulación cambiaron el escenario de la banca. En los 70’s varios bancos importantes colapsaron y la crisis financiera se hizo presente otra vez en el ‘crash’ bursátil de 1987 –la pronta reacción de la Fed evitó que las cosas fueran a mayor.

Luego vinieron los 90’s, una década repleta de pánicos y derrumbes de bolsas alrededor del mundo. Japón fue una de las economías más afectadas y tardó en recuperarse, mientras que otros países pudieron salir antes de la crisis (está el caso de Suecia, que garantizó todos los depósitos bancarios y otras deudas, luego puso dinero de los contribuyentes en bancos descapitalizados a cambio de grandes participaciones accionarias, que después vendió cuando los mercados se recuperaron).

Y llegamos al 2007, cuando el colapso del mercado inmobiliario estadounidense repercutió en los mercados financieros. La Fed respondió aumentando la oferta de dinero y asegurándose de que los bancos tuvieran suficiente liquidez. Las medidas funcionaron, pero no atajaron la raíz del problema.

“Los instrumentos fueron los correctos, pero la podredumbre que quedó expuesta era mucho peor de lo que cualquiera predecía” explica el economista Frederic Mishkin, quien fue dos años gobernador de la Fed.

¿A qué podredumbre se refiere? “El tremendo problema en la forma en que se realizan los contratos financieros y la titulización de deuda” dice Mishkin, cuyo punto central es que “a nadie le importaba si se les pagaba o no a los tenedores de esas deudas convertidas en títulos valores.” Eso significa que los agentes hipotecarios, los titulizadores, los operadores del mercado de derivados y los calificadores de crédito, todos ellos ganaban dinero por realizar transacciones, no por hacer buenos préstamos.

Muchos de estos préstamos eran de alto riesgo o tóxicos, y para encararlos hay muchas opciones: la bancarrota, la protección del FDIC, la venta, el rescate, etc. Pero cuando el problema se presenta a gran escala, estudiar la situación de cada institución financiera no funciona bien. La Fed, el Tesoro y el FDIC han rescatado a varias compañías atribuladas, pero dejaron morir a otras (como Lehman Brothers). Lo mismo ha sucedido en Europa, donde los países no han podido seguir una regla clara en materia de rescates e intervenciones.

Esta inconsistencia ha puesto nerviosos a aquellos que proveen de crédito a las instituciones financieras, y en consecuencia los bancos tampoco están tan dispuestos a prestar dinero.

El asunto puede solucionarse como ya lo hizo Roosevelt en 1933, o como lo hicieron los suecos en 1993. El Departamento del Tesoro y la FDIC podrían decidir qué instituciones financieras sobrevivirán y cuáles están destinadas a desaparecer –y usar para ello los 700,000 dólares de la ley de rescate financiero.

Además, el secretario del Tesoro también sopesa la idea de garantizar toda la deuda bancaria y asegurar la totalidad de los depósitos. Si lo hace, estas medidas podrían restaurar la confianza en el sistema financiero. Y si estos esfuerzos son coordinados con otros países, podrían ser más efectivos.

Así las cosas, aún falta mucho por hacer. Decisiones históricas tendrán que tomarse entre los dos meses y medio que separan el día de las elecciones presidenciales del día en que el presidente electo preste juramento de su cargo. Al final, políticos y economistas serán quienes determinen nuestro destino.